Se recibe el encargo de la ampliación de cinco lofts situados en un bloque de oficinas en la zona norte de Madrid.
Cada uno de ellos, de dimensiones diferentes, cuenta con doble altura en toda su superficie. La estructura portante, metálica, queda situada en los muros divisorios con el resto de locales del edificio.
Aprovechando las dobles alturas se proyecta una segunda planta intermedia, cubriendo la totalidad o parte de la superficie de cada local, mediante forjados colaborantes, distribuyendo dormitorios y aseos en la zona superior con el fin de dejar lo más diáfano posible la planta baja, manteniendo así la entrada de luz y la versatilidad del espacio para poder ser utilizado tanto para oficina como para vivienda.